El que fuera ganador de la edición de 2010 tiene prácticamente todo atado para volver a la competición al más alto nivel. En 2012 se quedó con las ganas después de que Volkswagen retirara el apoyo oficial a un equipo que había arrasado en las últimas participaciones en el mítico Raid. Hizo leves intentos, pero no encontró una escuadra de garantías. Un piloto de su prestigio no puede acudir para arrastrarse.
Carlos ha estado toda la última parte de su vida deportiva con Red Bull y otra bebida energética, Monster, es el espónsor principal de la escuadra oficial de Mini. El madrileño no podía desligarse de los austriacos pues su hijo forma parte del programa de jóvenes pilotos de Red Bull.Sin embargo, en 2013 la situación va a ser diferente. Sainz intentó, primero, lograr un Mini oficial para acudir a Sudamérica. Es la única marca con apoyo de fábrica y copó los primeros puestos en enero pasado con Stephane Peterhansel y Nani Roma. Los intentos no fructificaron por un problema de patrocinios.
El siguiente intento fue con Toyota, pero pronto fue descartado. No ofrecía las garantías técnicas básicas para no penar por los desiertos. La opción buena llegó con Nasser Al-Attiyah. El qatarí, después de lograr una medalla olímpica en Londres en tiro se centró en su siguiente pasión: los rallies. Con Citroën WRC acabó mal. Se frustró su sueño de ir con ellos al Dakar. Por eso buscó nuevas soluciones. Y las encontró en el mismo continente donde se disputa el Raid desde 2009, en América, pero del Norte.
El ganador de 2011 contactó con Jeffries Racing, una empresa californiana que fabrica buggys. Nasser también está en la órbita de Red Bull y así ofreció el proyecto a los de Salzburgo. Le dieron el visto bueno. Sainz, al conocer los planes, sondeó la opción de contar con un vehículo así y recibió el visto bueno de Volkswagen, para quien ha trabajado desarrollando el Polo WRC y de quien es asesor.
El equipo está bastante avanzado pues Thierry Magnaldi, piloto experto en buggys -no en vano compitió con uno en el pasado Dakar- se ha encargado del desarrollo de la máquina. De hecho, iba a participar en la próxima edición dakariana, pero su puesto será para Sainz. La máquina está adaptada a la nueva reglamentación y cuenta con una potencia superior a los Mini. Su peso es tan reducido que hasta tendrán que lastrarlo para llegar a los 1.400 kilos que se exigen.
Uno de los pocos flecos que faltan por cerrar es quién será el copiloto de Sainz. Él quería que fuera Lucas Cruz, con quien ganó en 2010, pero el catalán tiene un contrato de larga duración con Al-Attiyah. De hecho, ya corrieron juntos con un Hummer en 2012.
Lo que sí ha logrado Carlos son garantías técnicas de que el coche será fiable. Obviamente no lo será tanto como el indestructible Touareg que él creó, pero habrá ingenieros y mecánicos contrastados. Nasser hará un test del 7 al 15 de noviembre en EEUU. Carlos no estará al ir con su hijo a la F3 en Macao. Sí podrá probarlo en diciembre.
Fuente: www.marca.com
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